La infancia y la adolescencia son etapas clave en el desarrollo de una persona, llenas de desafíos, aprendizajes y oportunidades.
En mi trabajo con niños y adolescentes, el enfoque está en construir una conexión emocional genuina, ya que creo que la base de cualquier intervención eficaz es la sintonía y el vínculo real con ellos.
Este tipo de conexión les permite sentirse vistos, escuchados y comprendidos, lo cual es esencial para su bienestar y desarrollo.